martes, 13 de abril de 2010

El dolor necesario

Amar Es difícil. Nos duele, lastima nuestras entrañas y las desacomoda. Amar es parecido a nacer de nuevo; ya no existe solo un tú en el mundillo interior que habitas; ahora es un tú y yo, dos seres diferentes, dos dimensiones que quieren encontrar su lado compatible, dos galaxias que chocan y se juntan; un universo que explota. Es difícil encontrar el punto medio donde todo funciona perfecto; tal vez ni exista, tal vez ese tú y yo es un espejismo, pues nunca dejamos de ser uno, un pensamiento, una acción retrasada, una visión del mundo; tal vez estemos condenados a vagar solos entre abstracciones de compañía y sueños de pareja. Amar duele, se que eso es así, solo que no puedo encontrar en que parte de mi ser se refugia ese dolor, donde se ubica la pena. Tal vez es el alma quien sufre las consecuencias de un infortunio amoroso, de una negación o un “terminemos”. Si. Amar es el perfecto escape a la soledad, un dolor necesario que vale la pena por lo que nos da; es tratar de mentirnos sobre nuestra verdadera realidad, una elección inservible; pues al final siempre, siempre nos hallaremos solos.

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