sábado, 20 de marzo de 2010

El alumno I

Esto se trata de leer. Comerse hojas tras hojas así no entiendas un carajo. Estudiar esto es meterte en una cueva oscura donde la única luz es tu propia ignorancia, y ¿Dónde están los profesores? Ellos ponen su plano trasero en la silla reclinable a esperar que pase el tiempo entre conceptos entupidos y evaluaciones que no prueban nada pues aquel alumno académico no tiene ni sesos de lo que significa vivir de verdad y aquel inquieto estudiante que tiene el rotulo de desentendido y despistado puede escupir en la cara a cualquiera de esos idiotas académicos. El modelo de educación es un coco vacío y de paso aburrido; todo consiste en aprender palabras que después se repetirán como un papagayo. Todo se resume a pasar la evaluación y sacar lo mas cerca a un 5 (los idiotas académicos no aceptan nada que no sea un 5)
Al final lo que importa de verdad es vivir la experiencia, reptar entre pupitres viejos y papeles arrugados, esperar el descanso, ir al baño y llenarlo de eso que te define.
Estudiar esto es preguntarse ¿Por qué coño no nací rico? ¿Por qué no estoy en Harbart abriendo cadáveres o en el público de una conferencia dictada por Johnny Deep acerca de las múltiples personalidades? No. El mundo no es como quisiéramos y de eso saben mucho las gallinas que sin alas no pueden volar. El mundo apesta un poco aunque a veces un fresco aroma a pino reconforte tus narices. La educación trata de no ahogarse en ese mundo sirviendo de instrumento a personas como nosotros que queremos ser algo que no somos, tal vez mentirnos sobre nuestra realidad y suponer que tenemos el suficiente poder para cambiarla.